Los bardos del «deshielo» soviético y una nueva subcultura musical
En la Unión Soviética, el período que va desde finales de los años 50 e inicios de los 60 se llegó a denominarse el «deshielo de Jrushchov». Durante estos años el arte poético poco a poco penetra en las masas, que finalmente dio lugar a un auténtico boom de la poesía que produjo en el terreno artístico un fenómeno extraordinario, cuando las actuaciones de los poetas se desplazaron a las grandes salas de conciertos, calles y estadios. En este momento llega a desarrollarse también la canción de autor que, poco a poco, se convierte en un movimiento independiente del arte musical ruso, y a sus autores se les empieza a llamar los «bardos».
La propia palabra «bardo» está relacionada semánticamente con la imagen de los cantantes-peregrinos europeos de los siglos XV–XVII que en distintas épocas se llamaron «vagantes», «menestrales» y «bardos». En la Rusia antigua sus análogos eran los skomoroji, artistas de la calle que se dedicaban a andar por las aldeas con cantos, escenas teatrales y acrobacias, y los kalicas, los peregrinos que cantaban poemas espirituales y épicos (los bylinas).
Poco a poco el nuevo género −la canción de autor− empieza a eliminar los límites entre la música y la poesía, y se transforma más adelante en una nueva subcultura. Ideológicamente, la canción de autor contrarrestaba la música ligera que posteriormente empezó a llamarse «música pop». Habitualmente, se suele diferenciar estos dos géneros, bien por la carga semántica de los textos de las canciones, bien por su componente musical. No obstante, el factor más significativo es la organización del proceso de la producción artística, cuando por un lado vemos la división de tareas donde hay un compositor, un poeta, un intérprete, un director de sonido y un productor, y con el afán de lucro como objetivo principal; y por el otro, la realización de todas estas fases de trabajo creativo por parte de una sola persona en su tiempo libre, fuera del horario de su trabajo oficial. En efecto, mientras que los productores de música ligera pretendían hacer un intercambio de esfuerzo por dinero, los bardos aspiraban a transmitir su obra a la gente (de ahí se había formado el concepto de establecer un «diálogo con el espectador»). Como consecuencia de ello, una de las denominaciones de la canción de autor ha sido «poesía cantada». Así empezó la época revolucionaria del arte poético-musical en la que había obtenido su voz la inteliguentsia rusa.
Los primeros poetas cantautores fueron Mijaíl Anchárov (1923-1990) y Bulat Okudzhava (1924-1997). Ambos comenzaron en la década de 1940, y ya en los años 50 tenían no sólo un repertorio reconocido, sino una cantidad considerable de seguidores, sobre todo entre los jóvenes estudiantes de distintas universidades. Entre ellos destacaban Novela Matvéyeva, Yuli Kim, Alexandr Gorodnitski y Yuri Vízbor, al que llamaron el fundador del género «canción-reportaje» (las canciones que se componían viajando; habitualmente relataban las aventuras del autor estando de viaje).
Con todo ello, el género de la canción de autor no sólo llega a ser aceptado por gran cantidad de público, sino que se vuelve independiente e incluso empieza a oponerse al arte musical oficial. Hay que señalar que con frecuencia los compositores de canción de autor eran ingenieros, geólogos, profesores, es decir, gente sin formación profesional de música. Sin embargo, con la llegada al medio musical de personalidades artísticas tan brillantes como Vladímir Vysotski (1938-1980) y Alexandr Gálich (1918-1977), la poética de este género se enriquece de manera considerable. A diferencia de la música ligera, en la canción de autor la manera de interpretar una pieza, el tono singular de cada autor y el propio «yo», inconfundible, que aportaron los bardos en la canción moderna, llegan a adquirir un grandísimo valor. El autor y el intérprete de la canción con frecuencia se asociaban con la imagen del hablante lírico: un peregrino.
El crítico literario ruso Lev Ánnenski en su libro «Los bardos» señala que, a diferencia de instrumentos como el piano de cola (para una canción «oficial» en los conciertos organizados por el estado) y el acordeón, instrumento muy popular entre los granjeros de la época soviética, llamados koljózniki (para una canción popular), el bardo «adiestra» la guitarra. Por lo tanto, podemos decir que este instrumento musical no sólo era un acompañante fiel en los múltiples viajes que realizaban los cantautores, sino que también se convirtió en símbolo de protesta social.
En la canción de autor de finales de los años 50 e inicios de los años 60 la imagen del camino habitualmente estaba asociada con el romanticismo de explorar tierras lejanas, con el trabajo de los geólogos y con la construcción de nuevas ciudades y centrales hidroeléctricas. Un buen ejemplo es la canción de Alexandra Pájmutova, con letra de Serguei Grebénnikov y Nikolái Dobronrávov, «Los geólogos» (1966):
La imagen de un «hombre en el camino» la podemos ver con frecuencia en las canciones de Yuri Vízbor, Yuli Kim y Yuri Kukin, entre otros.
Lo que demostraba el gran interés por el turismo y el viaje que tenía la sociedad de aquel entonces y la disposición de la gente para realizar expediciones lejanas: se solía cantar al aire libre, en círculo, alrededor de las llamas de una hoguera (este tipo de canciones incluso se llegó a denominarse «canción de campamento»).
Podemos recordar, por ejemplo, «La canción de los alpinistas» de Vízbor, «Esto no es una llanura» de Vysotski o «Por la niebla» (1964) de Kukin. Para componer su canción «Por la niebla», Yuri Kukin utilizó la famosa melodía del reconocido compositor italiano de los años 50 Virgilio Panzuti, «Angelina» («Dalla strada alle stelle»), interpretada por primera vez en 1959 por el famoso guitarrista de jazz Jørgen Ingmann. La canción de Kukin, interpretada en 1964 por el cantante soviético Vladímir Márkov, se considera la cumbre del romanticismo y de la música lírica de los años 60 y 70. En la «versión» soviética se transmite el romanticismo del viaje, la aspiración de conocer algo nuevo y desconocido, actitudes muy relevantes para la sociedad de aquel entonces:
Las palabras «camino», «senda» tienen muchas interpretaciones: en algún texto pueden significar un tramo entre dos lugares, y en el otro, las distintas etapas de la vida de una persona o de un pueblo. Aquí hay una metáfora espacio-temporal del «camino vital». Por ejemplo, en la canción de Bulat Okudzhava «Dos caminos» la imagen del camino se presenta como el reto de elegir el destino (o una mujer), es un conflicto entre la pasión y el deber.
En la canción «El camino nocturno» (1978) escrita por Víctor Berkovski y Serguéi Nikitin con letra de Yuri Vízbor, el camino se presenta como metáfora de toda una vida:
Amigo, llegarán otros tiempos,Sólo cree en el camino.El camino no tiene fin, sólo tiene resultado.Sí los caminos son difíciles, lo peor sería si no existieran.
El poeta, actor y bardo soviético Vladímir Vysotski está considerado el fundador de la tradición de la rebelde y expresiva «poesía cantada».
La canción de Vysotski «El camino», escrita en los años 60, con letra del poeta Yuri Levitanski, fue dedicada al legendario Teatro Taganka de Moscú en el que trabajaba, e incluso llegó a convertirse en un himno del Teatro. Estando en una de las giras con el teatro, el bardo, antes de cantar esta canción (entonces recién compuesta), dijo en una entrevista: «Nuestro teatro se encuentra ahora en una gira artística y esperamos que, mientras exista, esté siempre en el camino». Las giras modernas de estos artistas nos remontan a las imágenes tradicionales de los antiguos menestrales, y nos estimulan a replantearnos el viejo concepto del fenómeno de la peregrinación:
En otra canción de Vysotski, «La balada sobre la partida al paraíso» (1975), el andén simboliza la vida terrenal, y el tren es una metáfora de la transición de la vida terrenal al paraíso y sirve como medio para encontrar a Dios:
Para citar como un blog:
Rodríguez-Bulgákova, Irina [Blog Internet]. Los bardos del «deshielo» soviético y una nueva subcultura musical, entrada de 15 de febrero de 2021. Disponible en: <http://irinarodriguezbulgakova.blogspot.com>
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