· Entrevista ·
La explosión creativa de Beatriz Barral
Me desplazo a la Puerta de Alcalá, en pleno corazón de Madrid, entro en un edificio señorial construido en 1900 donde se encuentra el estudio de Beatriz Barral, “Under D”. Al cruzar el umbral se escucha jazz. Beatriz me recibe con una sonrisa deslumbrante y me enseña su estudio. Variedad de círculos, colores llamativos y juegos de espejos son los elementos de su espacio creativo que atrapan la atención al instante. Nos sentamos a tomar un café, y mientras conversamos, descubro en ella una gran energía, fuerza y personalidad.
¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el mundo artístico?
Desde que era muy pequeña sabía que sería artista. Me pasaba las horas dibujando y pintando, de mayor quería crear y viajar.
¿Creciste en un entorno artístico?
Mis padres no están relacionados con el mundo del arte, pero con 13 años, leyendo una antología de Antonio Machado me encontré con un poema dedicado a un tal Emiliano Barral. Entonces supe que mi tío abuelo había sido escultor y que murió en la Guerra Civil en el 36. Así es que descubrí un vínculo de tercera generación con el mundo del arte a través de la poesía.
¿Qué te aportó personal y profesionalmente vivir en el extranjero?
La Facultad de Bellas Artes de San Fernando de Madrid me aportó una educación muy académica y ampliamente técnica, pero necesitaba irme para ampliar mi visión personal, profesional y artística. Quería una educación que tuviese un enfoque totalmente distinto. Al obtener una beca me fui a Inglaterra sin intención de volver de inmediato a España. Viví en Canadá y tenía que dar clases en la Universidad que, por un lado, era un reto, pero por otro, una experiencia muy interesante. Después tuve una increíble vivencia en San Francisco. Estaba en un entorno absolutamente centrado en el arte, en una ciudad muy diferente a lo que es el resto de los Estados Unidos, con un microclima propio. Otra de las ventajas de estar en San Francisco fue la oportunidad de obtener una formación multidisciplinar, seguía pintando al mismo tiempo que experimentaba con el cine. Luego fueron Nueva York, Marsella, París y Noruega… Mis desplazamientos están en función a mis inquietudes artísticas, relacionándome siempre con la ciudad y con las personas que la habitan.
¿Cuál es la historia de la creación de tu estudio “Under Dior”?
Hace dos años me planteé la necesidad de un espacio cómodo y adecuado para trabajar. Comencé buscando en algún lugar con movimiento artístico. Finalmente encontré el lugar perfecto, en pleno centro de Madrid, frente al parque de El Retiro. En la planta superior a mi estudio se situa el show room de Christian Dior, entonces se me ocurrió poner el nombre “Under Dior”, ahora “Under D”.
¿Cómo surgen las ideas de tus muestras?
Hay exposiciones inicialmente más centradas en el propio espacio de la galería o del
museo. Por ejemplo, “Superaccesspace” (2003) en Parker´s Box Gallery en Nueva York fue una oportunidad magnífica para trasladar mi concepto del espacio, que yo habia trabajado en los dípticos de un tamaño reducido, a un espacio arquitectónico de la galería. Quería crear algo que flotase, un espacio tridimensional: era hacerme con las paredes y con el suelo. El planteamiento de esta exposición y su desarrollo fue una experiencia difícil: rodeada de los materiales, pasé las dos primeras semanas asimilándolo todo, para que de pronto -una explosión- y empieza a fluir.
Suelo visualizar en mi cabeza. Rara vez hago bocetos, lo veo claro en mi cabeza, es una intuición, una imagen que se fija en la mente.
¿Qué pretendes comunicar a través de tus obras?
Nunca es algo literal de un concepto primero. Por ejemplo en la exposición de “Superaccesspace”, quería descolocar al espectador, a través de un juego de reflejos, ponerle boca abajo, encogerle, duplicarle, enfrentarle a una nueva percepción del espacio capaz de trasportarle a otro mundo, paralelo, quizás. En la exposición “TWINS”, también en Nueva York, jugué con la cuasi-simetría, hice confluir dos grandes planos, dos pinturas negras con felices y ficticios agujeros de color rosa que ofrecían la posibilidad de escapar, de buscar y encontrar otro espacio a través de agujeros, de grietas posibles.
El elemento predominante de tus obras es el círculo. ¿Qué significado tiene para ti?
En el círculo hay enormes posibilidades. No hay aristas. La arista es agresiva, te puede cortar en dos, te obliga elegir una de sus caras. Eso no ocurre con la esfera o el círculo. Puedes meterte dentro, caminar por fuera, crear distintos espacios. Una esfera puede encapsular todo un mundo interior, y al mismo tiempo mantener una comunicación constante con el exterior que, a su vez, configura nuevos espacios, se puede fluir.
¿Cuáles son los materiales que utilizas en tus trabajos?
El color, fundamentalmente. En el objeto, en el filo de lo plano o del aire, el color siempre está presente en mi obra. Utilizo materiales ligeros, contemporáneos, creados para otros fines, como por ejemplo el forex, que se utilizó en el mobiliario de los aviones por su ligereza y modelabilidad. También espejos, pintura spray, tableros de mesa, luz artificial, materiales que transforman esa luz con su reflejo como, por ejemplo, telas de lentejuelas de plástico.
¿Qué te distingue de otros artistas?
Soy una artista visual que se relaciona con otras esferas artísticas, como la música, la poesía, la arquitectura o el cine. Mi entorno se compone de personas muy creativas en cada uno de estos ámbitos, nos retroalimentamos y, a veces, ellos intervienen con sus obras en las aperturas de mis exposiciones.
¿Qué diferencia encuentra un artista a la hora de trabajar en otros países con respecto a España?
En principio, creo que en España no se valora tanto a las personas creadoras, socialmente tampoco. Hay muchos artistas que pagan por exponer y luego no ven el resultado de las ventas. Mis inicios en el mundo artístico profesional fueron en los Estados Unidos, y puedo decir que cuando cierra la exposición en el plazo de una semana te están pagando lo que has vendido. En Alemania habitualmente en la inauguración hay una persona del mundo de la teoría, de la historia del arte o un filósofo, que hace una introducción pública del artista, y eso crea también un diálogo muy interesante con las personas presentes en la exposición. Por eso, diría que en los países mencionados el arte se toma más en serio, se da más importancia a la creación y al artista.
¿Cómo fue para ti la experiencia de vivir en la Residencia de Estudiantes en Madrid?
Es el lugar donde en otro tiempo se conocieron tres grandes personajes, como Luis Buñuel, Federico García Lorca y Salvador Dalí. Me quedo con la experiencia de haber tenido la oportunidad de convivir con personas muy brillantes, investigadores y creadores de distintas disciplinas, y la fortuna de mantener una profunda amistad con muchas de ellas. La conversación y el intercambio no tienen precio.
¿Qué piensas sobre Rusia y el arte ruso?
Rusia es un lugar que siempre me ha atraído. Recuerdo con cariño una selección de cuentos rusos que leí y releí en mi infancia. Rusia ha dado gran literatura al mundo. Las vanguardias rusas es algo fascinante: Ródchenko, Malévich... La manera de entender el cine de Tarkovski es una maravilla, o la loca “Kin-Dza-Dza!” de Danelia, cargada de creatividad y critica social. Veo algunas afinidades entre los rusos y los españoles, un cierto orgullo y carácter.
¿Qué consejo le darías a un artista que está empezando?
Le diría “adelante”. La imaginación, la fluidez, el entusiasmo, la pasión son características importantes de un artista. De todos modos, en general, no creo en los consejos. Creo que más que esperar que te digan algo es ver, observar, escuchar y hacer.
Beatriz Barral, artista visual, creadora del estudio “Under D” en Madrid.
Beatriz Barral ha recibido su formación artística en diversas instituciones de España, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.
1994 / 96 Master en Artes Visuales, San Francisco Art Institute (SFAI), Estados Unidos
1993 / 94 Master en Bellas Artes, University of Victoria (UVIC), Canadá
1987 / 92 Facultad de Bellas Artes Universidad Complutense de Madrid, España
1997 Asistente de Juan Muñoz y John Berger en el Taller, Círculo de Bellas Artes de Madrid
Su obra ha sido objeto de numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en Europa como en Estados Unidos. Entre ellas se destacan:
Riches et Célèbres, La Bellevilloise, París (2006), TWINS, Parker´s Box Gallery (Nueva York, 2005), The Artist Dreamland Club, Creative Time (Nueva York, 2005), Burbuja en francés, SMP Galerie (Marsella, 2004), Superaccesspace, Parker´s Box Gallery (Nueva York, 2003), Psychodrome, Fundación Joan Miró (Barcelona, 2003), Be Barral, Galerie Klaus Braun (Stuttgart, 2000), Present Future, John Weber Gallery (Nueva York, 2000), Europe in a Shoe String, John Weber Gallery (1999) y Reencontres 14, La Vigie Art Contemporaine (Nimes, 1999).
Su trabajo artístico ha sido galardonado con numerosas distinciones y becas de creación (entre las que se encuentra una beca de artes plásticas de la Fundación Marcelino Botín en 1997), y ha sido artista residente, entre otras instituciones, del International Studio Program of New York, Triangle France y de la Cité des Arts de París.
Varias obras de Beatriz Barral están en el Museo de Bellas Artes de Santander, en la Fundación Botín (Madrid) y en las colecciones privadas en España, Francia, Alemania y Estados Unidos.
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